19 de febrero de 2008

El debate y la colección de cactus (2ª parte, final inesperado)

Continuación de: "El debate y la colección de cactus, 1ª parte"...

El cuerpo de J. A. C. (apodado "El poeta comisionista") fue hallado sin vida en su domicilio, después de que los vecinos alertaran a la policía, al extrañarse de llevar varias noches sin oírle volver borracho a casa, tropezando y hablando solo, con la vana intención de hacer creer a todo el mundo que había ligado.

Según el informe forense y aunque el golpe mortal fue consecuencia de clavarse un cactus --o cacto-- en la nuca al caer de espaldas, el cadáver mostraba varios moratones y fracturas, "producto de una serie de golpes que se habían ido produciendo durante varios meses", en lo que fuentes policiales han calificado de "paliza a cámara lenta".

La policía cree que el origen de estos golpes estaría en unas cartas halladas en el apartamento de J. A. C., cartas que serían parte de una pelea por correspondencia.

Las normas de este macabro juego son claras: no se permite ningún tipo de arma y hay que dar un golpe por cada carta. Las peleas se prolongan durante semanas o a veces meses y se ha constatado que las apuestas que rodean estos eventos alcanzan sumas desorbitadas, de hasta doce o quince euros.

No hay que despreciar el riesgo que suponen estas peleas: un agente leyó varias de las cartas sin tomar las debidas precauciones y terminó con tres costillas rotas, magulladuras en el rostro y, a consecuencia de los golpes en la cabeza, unas irresistibles ganas de comprarse discos de Amaral y de La oreja de Van Gogh.

De todas formas y ante la ausencia de pruebas definitivas, no se ha descartado la posibilidad de que esta pelea por correspondencia no sea más que una trifulca originada en la cola de alguna oficina de correos.

Declaraciones del oficial al mando para agencia FEFE: "Supongo que la carta más peligrosa será el Rey de Bastos"

Tras descubrir que no era el oficial al mando sino un jubilado que pasaba por allí, interrogamos al presidente de la comunidad vecinal: "Tened cuidado con esas peleas, que en EEUU está permitido pegar tiros por correspondencia. Siempre que sea en defensa propia, claro. Y desconfiad de la gente que compra sellos de 20 en 20 y tienen cara de mala leche... nunca se sabe a quién le van a enviar la paliza. Yo he decidido hacerme pasar por analfabeto y pedirle a mi vecino J. A. C. que me lea las cartas. A cambio, pago la manutención de sus "no-reconocidos" hijos y le eximo de pagar la cuota de la escalera".

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Instantes después, el presidente de la comunidad fue detenido como principal sospechoso, bajo el cargo de homicidio involuntario... sin premeditación pero con "cartesía" y "matitunidad".

Esa misma tarde, el redactor de esta noticia fue despedido por inventarse dos palabras en un mismo artículo.
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Meses después, se descubrió que el cadáver del fallecido no se correspondía con J. A. C., sino con el de un "ladrón de correspondencia" que se había colado en el piso del supuesto fallecido y había leído todas sus cartas, desembocando tales hechos en su brutal muerte, que según el forense argentino se debía a una "paliza por correspondencia".

Al pasar las Elecciones, los servicios judiciales volvieron a trabajar y se vio que el forense y el redactor eran la misma persona, y que el ladrón de correspondencia era en realidad su suegra (travestida de hombre), por lo que fue acusado de homicidio con premeditación y alevosía.

El presidente de la comunidad fue absuelto de todo cargo.
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A día de hoy, se desconoce el auténtico paradero de J. A. C.
Amigos y compañeros dicen no haberlo visto en meses por la biblioteca, y en la copistería "Galería" dicen qeu hace tiempo qeu liquidó su cuota de comisionista y no ha vuelto a aparecer por allí. Actualmente, su familia se encuentra en algún recóndito y paradisíaco lugar de Rep. Dolminicana, perseguida por tráfico de órganos, con el agravante de haber vendido "un hígado prácticamente cirrótico y unos pulmones negros cono el carbón", según palabras de la cabra a la que se le trasplantaron. Se sospecha que ambos órganos pudieran pertenecer al desaparecido.

Fuentes cercanas a la familia atestiguan que J. A. C. es en realidad el Dr. Abenza, anterior propietario del blog "El Diván del Dr. Abenza". Señalan, además, que el susodicho puede haber sido devorado por un "Mycobacterium Kansasi" y que todos sus textos son en realidad escritos por la camada de monos redactores qeu mantenían a flote el blog anteriormente citado.

Sea como fuere, J. A. C. tiene un examen de Infecciosas el jueves a las 5 de la tarde. La prensa estará allí para dar seguimiento de la asistencia (o no) del susodicho.

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Fuente: La decadencia del ingenio
Una adaptación del texto de Jaime Rubio

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