23 de marzo de 2009

Teología y entomología (cuando las ramas del árbol no permiten ver el bosque).

Stendhal decía que la única disculpa para Dios es que no existe; remedándole, yo afirmo que la única disculpa para la Conferencia Episcopal es que, por fortuna, cada vez hay menos gente que le presta atención –como si no existiera-, incluso entre los creyentes, y salvo los redactores y 'opinadores' (que no periodistas), siempre en busca de carnaza.

Nuestros obispos manifiestan "ahora" una sorprendente formación interdisciplinaria, uniendo zoología con teología, y ética con biología de la conservación. Era de imaginar que fueran tendenciosos, pero ¿por qué son tan ignorantes?, al fin y al cabo la teología es una disciplina exigente y compleja.

Para empezar, como la inefable Ana Botella que restaba manzanas y peras, se comparan cosas de rango distinto: una especie, el lince con un individuo o proto-individuo de otra especie, la nuestra (y la de los obispos, no nos pongamos muy ufanos). Desde un punto de vista pragmático –que no es al que me apunto, advierto- el asunto no ofrece dudas: comparan una especie que cuenta sus efectivos por unos escasos centenares, que hacen casi inviable el mantenimiento de su población y su futuro, con otra que cuenta con más de 9.000 millones (y aumentando), y que además tiene una presión per capita sobre los recursos limitados del planeta que permite afirmar que cada niño que nace ya no lo hace con un pan, sino con una motosierra metafórica bajo el brazo.

Probablemente los conejos no estén de acuerdo, pero la presión de los linces sobre su entorno es insignificante y hasta beneficiosa. Pero, ya digo, no quiero responder a la demagogia con más demagogia, aunque la comparación la decidieron los eclesiásticos... Hablemos del aborto.

El aborto no debería ser jamás un sistema de anticoncepción, aunque la Iglesia que lo rechaza, rechaza así mismo la mayoría de los que evitan este recurso extremo. Considerar el aborto un método anticonceptivo más, o el infanticidio un sistema de control demográfico –y ambos se utilizan abundantemente en el mundo- es como si la pena de muerte se estimara un proceso de rehabilitación penal: todos son irreversibles. El aborto es un terrible drama; un enorme mal ‘menor’; pero si se decide interrumpir un embarazo no deseado por las razones que sean ¿quién debe decidir? Veo cuatro posibilidades: una, la madre, dos, el embrión, tres, el Estado, y cuatro, una religión no oficial, pero teóricamente mayoritaria y de decidido arraigo en este país.

Podemos eliminar la dos: el embrión. Al igual que si decidimos acabar con los recursos del planeta no se les puede consultar a los más afectados: las generaciones no nacidas, -y esa es una de las innumerables cosas que no puede solucionar el mercado, puesto que los no nacidos no concurren a él, aunque sí se puede suponer lo que opinarían-, tampoco podemos preguntar si quieren venir a este mundo (y casi mejor: igual la encuesta nos salía rana y nos tornábamos estériles). Y podemos rechazar la cuatro: la iglesia católica, salvo que también se consulten a representantes de las demás religiones con presencia en el país y a los ateos y agnósticos... Algo complicado.

También son rechazables las tonterías disfrazadas de argumentos del tipo de que podemos estar asesinando al futuro Mozart (o al futuro Stalin o Hitler, con más probabilidad, de hecho).

Quedan dos aspectos: si es legítimo (y no legal, que es el asunto del debate, pero éticamente me preocupa menos) suprimir una probable vida futura a la que no se puede consultar... y en caso de que sí se considere legítimo, ¿quién decide, el Estado o la interesada?

Responderé primero a la segunda cuestión.
Para mí está claro que el estado puede ofrecer un marco legal para evitar abusos (contra la madre, en primer lugar), pero la decisión corresponde a ésta. Ahora bien, ¿es la madre la única implicada? No. Queda la sociedad, está igualmente el padre, en muchos casos (subsidiariamente y subordinadamente a la madre, pero debería ser consultado, incluso obligatoriamente en los casos que sea posible) . Y también está el nasciturus, embrión o feto, que no puede ser consultado pero del que podemos suponer su opinión: querría vivir, al menos hasta que sepa de qué va a ir su vida, que al no ser deseada por los más cercanos puede que fuera a ser un tanto chunga.

Un aborto no es una transfusión de sangre, rechazable por los Testigos de Jehová en base a la interpretación dudosa de una cita bíblica, ni una operación de cirugía estética ni tampoco un sistema de control de natalidad, aunque para eso se use a menudo; es un acto terrible que se supone que evitará males mayores aún. Un aborto es una acción trágicamente radical, irreversible, tremendamente trascendente, para dos seres al menos; cuya decisión, inevitablemente corresponde a la mujer embarazada, pero implica a más gente, por lo que, a la inversa que cortarse el pelo, debe ser regulada en un marco que contemple esa complejidad y esa trascendencia.

Es sospechoso lo fácilmente alineables en bandos enfrentados de este tema: los pro-vida, religiosos practicantes en su mayor parte, y los progres, con sus automatismos sobre lo que se debe opinar. Pero el aborto no es una causa progresista o no progresista sin más, como la defensa de las focas; se parece más al derecho al habeas corpus; es una decisión dolorosa y los creyentes pueden hacer dos cosas: seguir el dictamen de los jerarcas de su iglesia, -independientemente de lo que dicte el Estado, un católico no debería abortar si es "consecuente" con sus creencias- o actuar según sus convicciones más profundas y sus “intereses” reales y, si es creyente, ser decidida y hasta gozosamente inconsecuente.

Los obispos no se pueden quedar embarazados, no lo olvidemos, ni siquiera pueden ser padres, aunque les encante que les llamen así.

Creo que las mujeres que quieran abortar deben poderlo hacer con todas las garantías; creo que también se les debe proponer otras alternativas, como la adopción por otras madres, al fin y al cabo no deja de ser un contrasentido tantas parejas deseosas de tener o adoptar hijos y tantas otras que no quieren tenerlo. Pero una vez esa mujer, ateniéndose a la ley y a su seguridad sanitaria, decide hacerlo, debe poder hacerlo en los plazos y condiciones que marque la ley.

Y que un barbilampiño ayudante de obispo y vocecilla aflautada diga lo que quiera, está en su derecho, pero, por favor, que no insulte mi inteligencia y utilizando además el dinero de mis impuestos para eso. Ah, y si mi madre hubiera abortado, que buenos motivos tuvo para hacerlo, a mí me hubiera importado muchísimo “ahora”, pero nada “entonces”, así que metafísicamente el asunto es irresoluble y me parece muy bien que mi madre decidiera necesariamente por mí y, naturalmente, lo que felizmente para mí decidió. He dicho.

Notas:

1.-Y por cierto, ya que se habla de zoología que sea con conocimiento de causa. En el mundo animal, numerosas hembras de mamíferos se provocan (insisto, se provocan) abortos bajo determinadas condiciones, como la precariedad de alimentos o la superpoblación.

2.- Considero un mal mayor un niño nacido, maltratado y desatendido que un niño no nacido, pero no creo que lo uno tenga que llevar a lo otro, porque, insisto, hay mucha gente deseosa de tener o adoptar niños.

3.- Pero va, me voy a mojar: definitivamente prefiero que aborte un obispo que un lince, y que las madres de ambos dos decidan por ellas mismas.

4.- El gran Ernst Junger decía en sus espléndidos diarios de la Segunda Guerra Mundial, ‘Radiaciones’ que las dos ciencias más excelsas eran la teología y la entomología. No estoy de acuerdo, la primera no es una ciencia, aunque sí creo que es una forma de conocimiento fascinante, y la segunda a menudo es banal coleccionismo, pero en cualquier caso estoy seguro que Junger no se fiaría mucho de la descripción de nuevas especies de crisomélidos por parte de la jerarquía católica en su conjunto, aunque haya algún obispo entomólogo, como hay algún emperador (de Japón) experto en crustáceos marinos decápodos.

5. No considero un presupuesto admisible para abortar el que el futuro embrión no complete su desarrollo y se convierta en portavoz de la Conferencia Episcopal. Eso no puede saberse de antemano y de hecho influyen más condiciones ambientales posteriores, como las insuficiencias en los niveles hormonales.

6.-La valla es muy mala, el lince debería estar a la izquierda para seguir la secuencia lógica de lectura.

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Modificado a partir del texto de Animal Político.

20 de marzo de 2009

Ya hay que echarle cojones, ya.

Un neurocirujano sufrió un infarto mientras llevaba a cabo una operación delicada en un hospital de Nápoles, en el sur de Italia, pero prosiguió hasta terminar la intervención quirúrgica.

"No podía retirarme en un momento delicado, que no me llamen héroe, sólo hice mi deber", dijo el médico Claudio Vitale, de 59 años, a la prensa local.

Vitale sufrió el infarto el lunes pasado mientras operaba a un anciano enfermo de tumor cerebral. Sus colegas de quirófano se dieron cuenta de lo que ocurría y lo invitaron a retirarse, pero solo aceptó que se le sacara sangre para analizarla.

El análisis confirmó que Vitale estaba sufriendo un infarto, pero, sin tomar en consideración el resultado, siguió operando. Media hora después de haber terminado la intervención, Vitale fue operado por una coronaria obstruida.

PD: Por muchos cojones que tenga este hombre, me parece bastante temerario. Pero hay que reconocerle el tremendo mérito.

19 de marzo de 2009

¿Faltan médicos? (II)

En la lista MEDFAM, el doctor Zurita hace un sencillo cálculo sobre déficit de médicos en España.

Pero partamos de los datos reales: en España había en 2002 unos 160.000 médicos (antes de la homologación masiva de médicos extracomunitarios). Es decir 400 médicos por cada 100.000 habitantes (es decir un 33% más que en resto de Europa).

Supongamos que (como en el resto del mundo) los médicos de familia vieran también a los niños en atención primaria. Supongamos además un cupo de 1500 pacientes por médico de familia (que es la media). Con 50 millones de habitantes necesitaríamos 33.000 médicos de familia (hay ya 34.000 médicos de familia en España, lo que pasa es que no todos trabajan viendo pacientes ¿por qué?).

Se suele recomendar para que un sistema de salud funcione adecuadamente que el 50% de los médicos sean médicos de atención primaria (y el otro 50% especialistas).

Sorprendentemente cada año las plazas de Medicina de Familia ofertadas son solo el 25% de las plazas totales, de las cuales el 15% se quedan sin cubrir (lo cual da idea de la importancia real de la atención primaria a nivel político y social). Si metemos Medicina Interna y Pediatría en el saco de "atención primaria" tenemos un 37% de plazas ofertadas, que sigue siendo insuficiente (en relación con las plazas de especialistas).

Si consideramos un 50%, bastarían 66.000 médicos para atender las necesidades sanitarias del país. Pero incluso si consideramos un 25%, necesitaríamos 132.000 médicos (y ya tenemos 160.000).

¿Faltan médicos? A mí las cuentas no me cuadran...

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Fuente: el blog del Dr. Bonis.
(No abandones el blog, Julio, hazlo por tus lectores!! jeje)

16 de marzo de 2009

¿Faltan médicos? (I)

Os traigo, previa autorización, un artículo del Dr. Julio Bonis acerca del disparate de Bernat Soria al decir que faltan "miles de médicos" y que por eso hay que aumentar las plazas en las Facultades de Medicina de España.

Bernat Soria es un hombre, un colega, un científico de primer nivel en cuanto a la investigación con células, eso es indiscutible. Es un hombre que busca la atención sanitaria integral, eso tampoco es discutible. Pero, a veces, uno debería callarse y no hablar de lo que no sabe... sobre todo cuando 'lo que dices' te lo han escrito personas 'interesadas' en que se produzca este aumento de plazas de Medicina, con 'oscuros' (económicos) motivos. Así son las Comunidades Autónomas: las tontas hijas mimadas del Estado.

Que aproveche.
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COMO UN PULPO EN UN GARAJE.

Así es como veo yo al Ministro de Sanidad...
Si hace un año decía que "En España tenemos un déficit discreto de médicos" (08/01/08) ahora dice lo contrario y advierte de que el sistema sanitario está en peligro, que van a faltar 25.000 médicos en el 2025.

Nuestro ministro cefalópodo avisa además de que faltan especialmente "médicos de familia" y apunta la solución: aumentar las plazas en las facultades de medicina y las plazas MIR.

Por supuesto, el ministro prefiere no hablar de ciertos "asuntillos", como por ejemplo:

- El 15% de las plazas de MIR de familia se quedan sin cubrir cada año (es decir la gente aunque pudiera no quiere hacer medicina de familia)
- Un porcentaje desconocido (aunque todos saben que alto) de unidades docentes y centros de salud acreditados para la docencia no cumplen con los requisitos para formar médicos de familia adecuadamente (por ejemplo no tienen programas de salud comunitaria como exige el programa docente de la especialidad)
- Un porcentaje desconocido (aunque yo calculo que cercano al 30-40%) de los médicos de familia que terminan la especialidad nunca ejercerán como tales, sino que repetirán el MIR para hacer otra especialidad (o abandonarán la práctica clínica)
- La precariedad laboral (no tener contrato de más de 3 meses de duración) de los médicos jóvenes (sobre todo en medicina de familia) es desconocida (aunque calculo que de al menos un 50%) a los dos años de haber terminado la especialidad (es decir a los siete años de haber terminado la carrera de medicina, es decir con 31 años como mínimo).
- El salario de los médicos de este país en comparación al producto interior bruto es probablemente el más bajo de Europa.

Sin embargo el ministro se apunta a la demagogia barata: "¡peligro faltan médicos!¡hay que fabricar más!", detrás de lo cual se esconde una manipulación evidente a la sociedad para poder seguir gestionando mal y maltratando a los profesionales. No quieren médicos, quieren probablemente esclavos. Y para eso necesitan fabricarlos aquí (o importarlos baratos).

Habría que preguntarse primero si donde "caben 2 caben 3", es decir, si se puede formar correctamente a 5000 igual que a 7000 médicos. Si se puede formar a 500 o a 1500 médicos de familia con los mismos recursos (por ejemplo), o si saldrán igual de formados 2 residentes de cirugía general en un servicio que si son 10 residentes (con el mismo número de quirófanos, y de adjuntos para enseñarles, claro).

Aunque la pregunta principal es ¿realmente faltan médicos?... y si es así... ¿por qué?. Sobre eso escribimos hace poco en la Revista Española de Salud Pública. Señor ministro léase el artículo y reflexione sobre el tema. Y recuerde que: "Es imposible tomar decisiones sobre la cantidad de los médicos que se precisarán en el futuro sin haber analizado en profundidad las cuestiones fundamentales tipo qué se espera hagan los médicos, cómo trabajarán y dónde, a quiénes atenderán, y en qué circunstancias prestarán sus servicios".

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14 de marzo de 2009

Nuevo 'parche' a la selectividad.

Leo en el blog de mi Decano y amigo el Dr. García Stañ, catedrático de Fisiología Humana, una noticia relacionada con mi Facultad:

En la prensa de hoy se destaca una noticia sobre los cambios en la Selectividad que se avecinan para los que ahora mismo están en 1º de bachillerato. Básicamente, un alumno podrá sacar más de un 10 gracias a la nota obtenida en las asignaturas optativas y a las que las Universidades podrán asignar -y asignarán- un coeficiente corrector.

Y es que las Facultades de Medicina vamos a hacer valer lo que creemos necesario para entrar en Medicina, que será valorar de forma clara las asignaturas de Biología, Matemáticas, Física y Química. Estas serán las que se lleven el porcentaje.

Esta medida fue valorada en la Junta de Facultad, en una sesión -la de aquél día- con escasa asistencia. Yo mismo voté a favor porque veía en ella la solución a cierto problema 'de nivel' de los alumnos que ingresan en las Facultades de Medicina en los últimos años. Son alumnos que HUYEN de las Matemáticas y de la Física, porque son asignaturas que pueden 'mermar' su magnífico expediente (de nueve y pico en bachillerato) de cara a la selectividad, restándoles posibilidades de sacar una altísima nota media, rozando el 9, que les permita acceder a Medicina sin problemas.

Yo mismo, como digo, voté a favor. Pero no estaba (ni estoy) muy convencido de que esto suponga una mejora sustancial del proceso de Admisión de los alumnos, como ya expuse en su día y como hoy procedo a recordar.

El problema no es la vía de acceso, sino la 'evaluación al alza' y la 'repercusión socioeconómica' de las titulaciones.

Hace 6-7 años, no cabía en la cabeza de los alumnos (al menos, de los que veníamos de institutos públicos) que un 7-8 pudiera convertirse en un 9-10 sólo porque el alumno "quería estudiar medicina y le hacía falta la nota".

Esto viene ocurriendo de un modo generalizado desde hace algunos años.

Es muy frecuente que 'el batacazo' en selectividad sea notable (en algunos casos, incluso alarmante), reduciendo los 9 y picos y los dieces de nota media hasta 2 puntos en selectividad (conozco bastantes casos de chicos con un 9 que, finalmente, se quedaron en un 7 y pico, sin enfermedad o causa psicológica que lo explique... esto es, cuanto menos, SOSPECHOSO). Una prueba, la PAAU, que cada año da la sensación de ser más 'fácil', incluso para los que hace años que no vemos esos conceptos típicamente 'preguntables' (palabro cuasi admitido por la RAE). Por poner un ejemplo, mi 9.6 de nota media en Bachillerato se quedó en un 9.22, porque bajé (bajamos, todos mis compañeros) en Química; porque el examen no se parecía en nada a lo visto durante el curso, es decir, aquí el claro culpable fue el profesor... así fue como bajé de un 10 (en bachillerato) a un 7 (en PAAU) en esta asignatura -del modo contrario, subí de un 9 a un 10 en Historia, asignatura en la que jamás me pusieron un 10 en bachillerato-. Pero no creo que esto sea algo extensible a todos los alumnos y a todas las promociones; sobre todo, porque no creo que haya tantos profesores de Química tan 'despreocupados' (por decirlo de forma suave) como lo era mi profesor. Entonces, ¿por qué se considera NORMAL que haya diferencias de hasta dos y más puntos entre Bachillerato y PAAU?

Esto sí que habría que 'mirarlo', porque no es normal que estos expedientes de 'nueves y pico' (en bachillerato) se quede en 'ochos cortos y sietes largos' después de la 'descafeinada' selectividad de hoy; y que los que finalmente entren, lo hagan sin tener ni idea de Mates o Física, suspendiendo la Estadística y la Biofísica a las primeras de cambio.

Hace ya algunos años, cuando cursé la Biología de 1º de Medicina, casi no tuve que estudiar porque era una 'ampliación con matices' de la que vi en 2º de Bach, es decir, venía con un nivel muy bueno (gracias a mi exigente profesora, dicho sea de paso; gracias, Amparo); por la misma razón, hice el examen de Biología de PAAU en una hora escasa y saqué un 9.5; eso en un examen que fue el más difícil de los últimos años y que supuso el talón de Aquiles para muchos de los interesados en Medicina.

Hoy en día, la diferencia de nivel entre 2º de Bach y 1º de Medicina para una asignatura como Biología, que es PREFERENTE Y OBLIGATORIA en ambos cursos del Bachillerato de CC. de la Salud, es, más que notable, intolerable y muy poco recomendable.

Conste en acta que yo, como muchos otros alumnos de institutos donde no cabía la posibilidad de cursar estas asignaturas porque no había un mínimo grupo de alumnos para poder impartirlas, no di ni Mates ni Física en 2º de Bach y no tuve ningún problema en aprobar Estadística y Biofísica, sobre todo por el nivel con el que venía de 1º de Bachillerato en ambas materias básicas.

Por diversos motivos, entre ellos mi participación como moderador en una web de estudiantes de Medicina de toda España y América Latina, estoy en contacto con alumnos de 2º de Bach que aspiran a entrar a Medicina... en serio os lo digo: no querríais saber la forma, tan arbitraria y 'alegal', de evaluar a ciertos alumnos de 2º de bachillerato en la actualidad sólo por manifestar reiteradamente su deseo de cursar Medicina. (leed todos los mensajes de esa 'conversación' porque no tienen desperdicio).

Normal entonces el 'berrinche' de otros compañeros que se quedan a las puertas con un 8 y pico, totalmente trabajado y sin 'regalos' por parte de nadie.

No creo, siendo totalmente sincero, que los alumnos de hoy estén mejor preparados que los de hace 6-7 años; tampoco creo que sean más inteligentes. Por eso no entiendo la espectacular subida de las notas de corte desde un 7.8 en la fase de junio de 2002 (mi año de ingreso) hasta un 8.8 en la fase de junio de hace poco más de un año... el año de 'la gran masacre' de los alumnos de 1º de Medicina con la Bioquímica (la más difícil de 1º de Medicina en Murcia) y la Bioestadística (la asignatura con menor índice de aprobados de mi titulación, y de toda mi Facultad).

Por todo ello, la demanda, aunque sea alta, no se relaciona con el verdadero nivel de conocimientos que conllevan los expedientes de 9 en selectividad. Dicho en román paladino, las notas de corte no reflejan el nivel de los alumnos que hoy en día entran a las Facultades de Medicina.

Y esta discordancia, por todos conocida, sí que habría que estudiarla.

Es preferible que las notas de corte fuesen más bajas y que los alumnos que entren tengan un nivel mucho más acorde con su nota, a que luego en 1º haya que hacer 'limpieza' porque el nivel no se ajusta al que las asignaturas de la titulación de Medicina (y el nivel de la Facultad de Medicina de Murcia) exigen.

¿Cómo hacerlo? Recuperando la función 'clasificadora' de la PAAU y la función 'orientadora' (y en teoría, transversal) del Bachillerato:

- Primero, aumentado el nivel exigido en bachillerato y la orientación profesional a los alumnos, lo cual beneficia a las universidades y a los CFGS, que serían más competitivos con la Universidad y 'atraparían' a más alumnos (como ocurre en Alemania);

- Segundo, impartiendo muchos de los CFGS en la propia Universidad; ya que la 'discriminación física (o de lugar)' entre alumnos universitarios y alumnos de CFGS (muchos de los cuales se imparten en institutos) favorece que los alumnos se decanten por la universidad cuando podrían haberse decantado por un CFGS (que, actualmente, cuentan con una tasa de inserción laboral más alta que la de los licenciados).

- Y tercero, endureciendo las pruebas (las comunes y, sobre todo, las específicas de la vía sanitaria) en la PAAU.

Pero esto, como todo y como siempre, son elucubraciones mías. Y, como tales, caerán en saco roto.

5 de marzo de 2009


Hoy, 5 de marzo, se celebra el día mundial de la eficiencia energética.

Con este motivo, se han ido recopilando en la Universidad de Murcia los consejos que, en esta materia, tanto los estudiantes como el personal de la UM han venido enviando a lo largo de los últimos meses.

Considero que, al margen de los actos simbólicos que para el día de hoy se proponen, deben ser los hábitos cotidianos los que pueden contribuir de manera significativa a reducir nuestros consumos energéticos.

En la página de Campus Sostenible podemos encontrar información sobre energías renovables y las acciones de eficiencia energética que (desde Vicerrectorado) estamos desarrollando. A continuación, algunos de los consejos para el ahorro y la eficiencia en el uso de la energía:

CONSEJOS:

Las placas solares pueden ser un complemento interesante de apoyo a la calefacción, sobre todo para sistemas que utilicen agua de aporte a menos de 60 ºC, tal y como sucede con los sistemas por suelo radiante o en los de "fan-coil".

Utilice adecuadamente los sistemas de calefacción, adecuando las temperaturas al tipo de actividad que se realice y al uso que se hagan de los distintos espacios (zonas de paso, zonas de trabajo, sala de espera...).

Para el ahorro de papel reutilice las caras en blanco de los documentos impresos para tomar notas, imprimir borradores de documentos, etc.

Colocar un contenedor de papel cerca de impresoras y fotocopiadoras para facilitar y recordar el reciclaje del papel.

Usar el papel por las dos caras tanto al escribir, imprimir o fotocopiar. Utilizar papel reciclado.

Configurar el ordenador, fotocopiadora, impresora, etc. en el modo de “ahorro de energía” siempre que sea posible.

Activar el modo “ahorro de toner” al imprimir o fotocopiar en caso de que exista esa opción.

Lleva tu propia bolsa grande de tela u otro material similar cuando vayas a hacer tus compras, así evitarás consumir bolsas plásticas.

Compra baterías recargables para dispositivos que uses con frecuencia.

Reutiliza cartones o periódicos viejos para usarlos como material de empaque.

Pinta con brocha o rodillo en vez de usar pintura en spray.

Antes de tirar cualquier cosa a la basura, piensa si se puede reutilizar, reciclar o reparar; o si puede ser útil para otra persona.

Evita las latas de bebidas, vale más el envase que su contenido y apenas se recuperan. La energía necesaria para producir y transportar una lata equivale a la mitad del bote lleno de petróleo.

La energía que producen las pilas es más de 600 veces más cara que la de la red. Conecta los aparatos a la red siempre que esto sea posible. Si te es imprescindible usar pilas (nunca tires las usadas a la basura), procura que sean recargables.

Desconecta los aparatos eléctricos de la red cuando no están funcionando. Algunos aparatos (como televisores) siguen gastando hasta un 33% de la energía.

Prescinde de los electrodomésticos innecesarios como cepillos de dientes, abrelatas, cuchillos eléctricos, etc. Ten en cuenta los criterios de ahorro energético al comprar nuevos frigoríficos, lavadoras, etc.

Las bombillas de bajo consumo son más caras que las normales, pero duran hasta 8 veces más y consumen la quinta parte de energía para dar la misma cantidad de luz, con lo cual se termina ahorrando energía y dinero.

Evita los aerosoles. Contienen CFCs, causantes de la destrucción de la capa de ozono u otros gases que también contribuyen al efecto invernadero. Los pulverizadores son una buena alternativa y son recargables.

La gran mayoría de los productos de limpieza que se anuncian no sólo son innecesarios sino también muy nocivos para el medio ambiente. Casi toda la casa puede quedar perfectamente limpia con jabón, bicarbonato, vinagre y limón.

Los ambientadores no eliminan los malos olores sino que desprenden otros más fuertes que nos impiden detectar los primeros.

Tapa siempre las cazuelas para no despilfarrar calor. La olla exprés es la mejor opción: ahorra tiempo y energía. Son preferibles las cazuelas de hierro, acero inoxidable o barro frente a las de aluminio.

En la alimentación, evita la comida basura o precocinada ya que suele contener muchos aditivos y conservantes y viene sobreempaquetada. Procura consumir alimentos frescos, de temporada y de producción local.

Mantén los radiadores y las salidas de aire acondicionado fuera de obstáculos que provoquen pérdidas en la climatización.

Cierra los radiadores de salas que no se estén ocupando.

Controla la temperatura mediante termostatos siempre que se pueda o, cuando se alcance la temperatura ideal (20º C), desconecta los sistemas de ventilación o radiadores.

Y poco más que decir en el día de hoy, que se me ha hecho largo (larguísimo) y estoy tremendamente agotado.