Los partidos políticos dicen que la discrepancia es sana y constructiva pero se les olvida añadir que lo es mucho más cuando se da en las filas del adversario. Todas las formaciones tienen versos sueltos y lo llevan como pueden. El problema es que es más noticia cuando se produce en un partido que presume de tener prietas las filas (PP) que en uno que se enreda cada dos por tres en ese vicio tan sano del debate interno (PSOE).

Al PP le ha vuelto a pasar. Varios de sus miembros no han visto con buenos ojos los ataques a José Bono por su patrimonio. La mayoría de los disidentes ha preferido arrimarse al presidente del Congreso por los pasillos y susurrárselo a la oreja, no vaya a ser que el profesor les castigue cara a la pared. Pero algunos lo han expresado en voz alta. Entre ellos, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y el responsable de Nuevas Generaciones, Nacho Uriarte. Al secretario general del PP vasco, Iñaki Oyarzabal, lo que le rechina es que Falange, Manos Limpias y el juez Luciano Varela puedan acabar con la carrera de Baltasar Garzón. ¡Traición!

Todos saben que es el diablo quien carga los blogs. Uriarte afirmó en el suyo que Bono es "un hombre honrado" y el profe le mandó copiar cien veces y con buena letra "No se defiende nunca a un dirigente del PSOE". El resultado fue que a las pocas horas eliminó el post y colgó otro titulado "Me equivoqué". Es un hombre de convicciones firmes: "He decidido quitarlo, yo y sólo yo", insiste. Y todos entendemos que le llovieron tantas collejas que se arrugó. Él prefiere echar la culpa a los periodistas, que se dedican a malinterpretar las palabras de los políticos y a sacar sus expresiones de contexto. De momento, Oyarzabal no se ha desdicho. Declaró en una entrevista de radio que respeta lo que el juez Garzón ha hecho por la democracia y lamenta verlo sentado en el banquillo porque no le ve "ni pies ni cabeza al asunto". Confía, en vano, en que todos acaben reconociendo "el papel" del magistrado.

La prueba de lo bien que llevan la discrepancia en el PP la aporta el diputado aguirrista Juan Soler, que también tiene blog. Lo ha usado para decir que tanto Uriarte como Oyarzabal "han trepado a puestos de responsabilidad dentro del Partido Popular con una formación académica, política y cultural digamos que limitada". Una forma florida de llamarlos niñatos sobradamente indocumentados (sí, a sus propios compañeros). Soler dice que ésa es la razón de sus "exabruptos" y que por eso "sale en su defensa", porque, los pobres, tienen "carencias evidentes y perdonables". La culpa, dice, la tiene quien coloca en puestos "de cierta notoriedad a personas con un recorrido intelectual y profesional de mínimo fuste". No le malinterpreten, él sólo pretende defenderlos.

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Visto por ahí, vía Twitter.