22 de marzo de 2008

Publicación en el blog de la Facultad de Medicina

"HACIA UN CAMBIO EN LA UNIVERSIDAD PÚBLICA".
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Szasz y Hollender, teniendo en cuenta el grado de actividad y participación de médico y paciente en su interacción, describen tres niveles o modalidades de relación médico-paciente (o relación médico-enfermo), la clásicamente denominada RME:
  • El nivel 1, de "actividad del médico y pasividad del enfermo", es el tipo de relación que se produce en situaciones en que el paciente es incapaz de valerse por si mismo.
  • El nivel 2, de "dirección del médico y cooperación del enfermo" (o relación paternalista) El médico dirige, como experto, y la intervención adopta una actitud directiva en la que el paciente colabora contestando a sus preguntas, dando su opinión, y realizando lo que se le pide.
  • El nivel 3, de "participación mutua y recíproca del médico y del paciente" (o relación adulto-adulto). El prototipo de relación que establecen es el de una cooperación razonada y consensuada entre personas adultas.
Comentaba el otro día con algunos profesores que el alumnado actual tiende, generación tras generación (o mejor dicho: promoción tras promoción) a desvincularse de la propia Facultad. De tal forma que, muchas veces, el propio alumno desconoce cómo se organiza su Facultad, su titulación, su plan de estudios, sus prácticas. La mayoría del alumnado desconoce lo que su Facultad podría (y debería) hacer por y para él, tanto en materia de servicios académicos como extraacadémicos.

Recuerdo que en mi segundo año de Medicina me convocaron urgentemente a una votación para la elección del Decano. No tenía ni idea de que yo tuviese voz/voto en tales asuntos. Cuatro años después, sé que la Junta de Facultad no es una mera reunión, sino que en ella se tratan temas de vital importancia para el alumnado. De ahí la importancia de que los alumnos estén representados y se vean implicados en la misma; pues son ellos, en última instancia, quienes tendrán que padecer/disfrutar los resultados.

Hace algunos años tuve un profesor de Fisiología Humana (del cual espero que, en unos meses, me imponga la Beca como Licenciado en Medicina) que cambió mi forma de ver la carrera: “Que la universidad pase por ti y que no sólo pases tú por ella”, me dijo y me repitió cada vez que pudo. Quiso decir, a mi entender, tres cosas:
  • Que me empapase de todo el conocimiento y saber posible, no como un “estudiante papagayo” (que estudia y escupe la materia en el examen) sino que aprendiese todo cuanto pudiese, pero que lo aprendiese bien y de forma útil para mi trayectoria profesional y humana.
  • Que no me conformase con aprender Medicina, que aprendiese de todo. ¿Por qué, con qué finalidad? Pues para formarme íntegramente como persona.
  • Que mi paso por la universidad fuese fructífero en cuanto a resultados. Y no sólo académicos, que no siempre dependen de cuánto y cómo estudies una asignatura (existen ejemplos imperdonables -como el acontecido hace pocas semanas- de cómo un profesor, con su examen, trunca las aspiraciones de toda una promoción de alumnos). Sino también extraacadémicos: promover (en palabra y obra) mejoras, cambios, propuestas, soluciones… implicarse en la planificación del curso, en los planes de estudios, etc.
Pasamos nuestra juventud intelectual en la universidad, por ende, es el momento de formarnos plenamente en todas las esferas de la personalidad y de la capacidad intelectual. Ciencia, arte, literatura, política, debate… todo tipo de conocimiento (así como los medios en base a los cuales adquirir este conocimiento) tienen cabida en la universidad pública.

Ésta es la gran asignatura pendiente de la universidad pública: recuperar el papel activo y primordial del alumno como motor de la educación. Esto es lo que pretende el nuevo plan de estudios (la Convergencia Europea).

Volvamos de nuevo al inicio de este artículo, a los modelos de RME, sólo que ahora el médico es el docente, y el paciente es el alumno.

Sabemos que el alumnado es un ente que actúa a expensas del resultado que se le exige; no es un colectivo que piense, prioritariamente, en estos menesteres extracurriculares pero tan o más importantes para su formación como cualquier seminario o clase magistral. Podemos asumir que, ahora, la piedra está en el tejado de los docentes…

¿Sabrán (y querrán) los docentes amoldarse a esta nueva situación o, por contra, seguirán su actual proceder basado en planes de estudios extintos e inoperantes? ¿Se involucrará el profesor en la ardua (y, a corto plazo, desagradecida) labor de implicar al alumno? ¿Y los alumnos, responderán a su nuevo rol –más participativo y exigente- o seguirán “pasando por la universidad? ¿Cambiará la relación contractual de medios, a veces paternalista (y otras veces despótica) hacia un modelo contractual de fines, más cooperativa y lógica entre adultos?

Todos debemos tener clara la siguiente cuestión: el modelo RME nos sirve de ejemplo y de guía a la hora de formar a los nuevos profesionales de la salud. Si la tendencia actual de la Medicina (y la Odontología, la Enfermería y la Fisioterapia) es converger hacia un modelo de prevención, promoción y asistencia sanitaria de cooperación (modelo de relación adulto-adulto); no podemos pretender seguir formando a profesionales de la salud en base a modelos distintos y anacrónicos (paternalismo, despotismo –ya fuese ilustrado o falto de luces-, contrato de medios).

Está en todos nosotros el adaptar nuestra labor y nuestro enfoque, como alumnos y como docentes, para que las nuevas generaciones de profesionales de la salud posean la mayor calidad científica y humana posible, en base al desarrollo de todo su potencial [...]

O lo que es lo mismo, alcanzar eso de lo que tanto se vanaglorian las universidades públicas (más bien, sus gerifaltes) y que, muchas veces, poco o nada tiene que ver con la realidad: la excelencia profesional.

4 comentarios:

Dr. Bonis dijo...

Todavía quedan médicos (y cirujanos), mayores (y jóvenes) que se metieron en este negocio porque querían ser dioses (o ser tratados como tales).

Pero también existen pacientes que esperan encontrarse a un Dios.

Muchos de los conflictos médico-paciente y demandas ocurren cuando se juntan esos dos grupos.

J.Abenza dijo...

Sí, comparto contigo la visión del "endiosamiento" de ciertos (muchos) compañeros, en especial cirujanos y otras especialidades de renombre (CCV, Cardio, NeuroQx, Derma, etc)

E igualmente constato que hay oacientes qeu JAMÁS saldrán del paternalismo en que se vieron instalados durante todo este tiempo. Esto lo he visto más en At.Primaria, donde los pacientes acuden a que "su" médico les "arregle" todo en una consulta de menos de 10 minutos. Y de ese paternalismo creo qeu nacen un gran porcentaje de demandas en Primaria, pues parece que el enfermo no entiende las medidas y las acciones preventivas qeu les recomendamos, en cambio, agradecen enormemente cualquier medicamento qeu se les prescribe... gran conflicto.

Pero eso siempre estará ahí. Los nuevos médicos lo saben y lo asumen. Cualquiera puede comportarse de acuerdo a ese modelo de RME, no es difícil (aunque sí caro y muy "de complacencia").

El problema que yo veo es qeu para formar a nuevos profesionales sanitarios que se interesen por todas las esferas de nuestra actividad: asistencial, investigadora, docente, etc; para ello, necesitamos un nuevo enfoque en la educación universitaria sanitaria.

Un cambio para que se trate o se abarque dicha relación como en el modelo de cooperación entre adultos, donde haya disponibilidad de medios y sea el propio estudiante quien los use como crea conveniente para alcanzar sus metas, no sólo académicas.

Gracias por opinar, Dr. Bonis.
Un placer leerte, como siempre.

PD: ¿Dónde puedo encontrar la guía sobre la wii-ítis? Recuerda qeu no soy médico, sino estudiante de 6º, por ende, no conozco ni tengo acceso a los representantes de laboratorios...

Anónimo dijo...

Los retos de Bolonia

... José Joaquín Mira Solves es Profesor de Psicología Social en la Universidad Miguel Hernández y en razón de su cargo en la ANECA (agencia de evaluación que verifica los futuros planes de estudio, entre otros asuntos) ha hecho unas interesantes declaraciones en Diario Médico, que merecen ser leídas.

... Los puntos importantes que me gustaría señalar son (entre paréntesis, mis comentarios):

* "Mayor flexibilidad para cada centro (esto es verdad), mayor integración formativa (ya veremos) y, sobre todo, planes de estudio que engloben y atiendan las verdaderas necesidades académicas del estudiante de Ciencias de la Salud (así debería ser)".
* "Adaptación de los programas docentes a las necesidades del alumno" (atención, este es el verdadero factor limitante, si se me permite el símil enzimático!): supone "un reto trascendental" para las titulaciones de Ciencias de la Salud en su proceso de adecuación a las directrices de Bolonia.
* "Hay que replantear la simbiosis entre el hospital universitario y la institución académica, para que el estudiante aproveche al máximo su estancia en el centro médico, valorando si ha adquirido las destrezas y habilidades que se esperaba que adquiriese" (el papel de los Decanatos y las Direcciones de los Hospitales es esencial en esta nueva etapa).
* "hay que ir hacia una enseñanza integrada, que busque las necesarias sinergias entre ciertas materias, para que se puedan evaluar de forma conjunta" (este es otro de los puntos fuertes).
* En suma, pasar de un sistema basado en la enseñanza unidireccional a otro centrado en el aprendizaje activo "exige mayor implicación del alumnado, y ése es otro de los cambios necesarios para adaptar las titulaciones de Ciencias de la Salud al Espacio Europeo" (y aquí, el alumno por venir, ánimo chicas y chicos en bachillerato!).

... A ver si lo hacemos bien!

J.Abenza dijo...

Me parece muy acertado su comentario, señor "anónimo". Pero ya lo conocía...

Ese comentario no es suyo, sino que pertenece al Decano de la Facultad de Medicina de Murcia y lo ha publicado recientemente en el blog de dicha facultad.

Así que me limitaré a copiar mi respuesta en dicho blog:

En mi artículo ya di unas cuantas pinceladas sobre la participación de docentes y alumnado (ya fuese "de novo" o "remodelada") en la nueva época euro-universitaria que se nos avecina.

Yo creo que éste es el auténtico "factor limitante": conseguir implicar por igual a docentes y alumnos para que cada uno tome partido y se sienta integrado y valorado, de forma que los esfuerzos y el trabajo propio de cada una de las partes se solapen y se correlacionen satisfactoriamente con los esfuerzos y el trabajo de las otras partes implicadas en el sistema educativo. Y que, así, los cambios en la forma de evaluar y registrar conocimientos sean las más provechosas y congruentes posibles.

Mientras una de las partes siga ponderando los esfuerzos del resto, sin una medida homogénea y real en cuanto a lo que debiera ser evaluado y cómo debiera hacerse, siempre habrá injustos ganadores e injustos perdedores (justos ganadores y justos perdedores los hubo, los hay y los habrá con cualquier plan de estudios).

La clave, a mi juicio, consiste en desarrollar un plan de estudios (un programa de grado) que satisfaga en la mayor media posible a ambas partes, sin obviar puntos que, a priori, a cualquiera de las partes les pudieran parecer inútiles.

Aquí ya no debe primar el mantener una excelencia educacional en términos puramente académicos, como puede ser la de mantener asignaturas y cátedras "hueso" para que la media de los egresados/licenciados sea la mejor posible de cara al MIR.

Esto serviría para perfilar los expedientes de los 5-10 mejores de cada promoción. El resto de repercusiones de este modelo no satisface ni cumple su papel para con el 90% del alumnado, que ve como su expediente es más bajo que el de compañeros de otras universidades (que saben menos y peor qeu nosotros) y que debe competir en desigualdad de condiciones de cara al MIR, dado su menor expediente.

En muchas facultades de Medicina optaron no por suprimir ciertas asignaturas, sino por englobarlas e integrarlas (sabiamente, a mi juicio) dentro de las Médico-Quirúrgicas (como puede ser el caso de la Anatomía Patológica). Aquí, en cambio, partimos con un retraso de más de un lustro, en ese sentido. Y consentimos que una cátedra que imparte dos asignaturas se convierta en filtro entre primer y segundo ciclo, y luego de lastre para los alumnos de 6º, actuando de "tapón" para muchos alumnos que no logran acabar la licenciatura en su año porque tienen alguna de estas dos asignaturas.

¿Sería una pena eliminar estas dos asignaturas para integrarlas en las MxQx como en muchos otros lugares? Evidentemente, sería una gran pena, no por la asignatura en sí, sino porque parte del profesorado de la misma tiene un nivel apabullante y perderíamos la suerte de tenerlos como profesores (y profesionales) de su materia y su asignatura. Pero el paso del tiempo requiere avances, lo exige. Y uno muy necesario y conveniente sería adoptar alguna media en este sentido (cambiando criterios de evaluación, tipo de examen, etc).

Estos cambios que he citado de otras facultades de Medicina (algunas de bastante renombre: Autónoma de Madrid, casi todas las de Cataluña, Salamanca, etc) llevaron de la mano la creación de nuevas asignaturas (de pocos créditos y puramente prácticas) en los últimos cursos de la licenciatura, como es el caso de "Clínica Integrada" en la UAM, que consta de rotaciones clínicas por Urgencias o Medicina Interna para adquirir (más bien, refrescar) la aplicación clínica de ciertas áreas de conocimiento como: RX, Micro, AP y Laboratorio.

Estas son la clase de cosas que no se nos pueden pasar por alto a la hora de realizar el plan de grado. Son la clase de cosas que dan "peso" a nuestra educación médica como futuros profesionales de la salud. La clase de cosas que se echan en falta al terminar la carrera.

Saludos