17 de julio de 2009

Fariseos.

De nuevo la derecha y de nuevo el inefable Cristóbal Montoro - el mismo dirigente popular que levita al imaginarse una España con cinco millones de parados- se ha metido en un laberinto y, además, juega a la gallina ciega. O sea, que parece que no se ha enterado aún de qué la financiación autonómica del Gobierno Zapatero no ha sido juzgada por la mayoría de comunidades gobernadas por el PP como más déficit, sino como más dinero.

Con la particularidad importantísima de que este plan de financiación incrementa los recursos para la sanidad, la educación y los servicios sociales, tres materias esenciales que son gestionadas desde hace mucho por los Gobiernos autonómicos. Ello quiere decir que la financiación actual deberá servir, en buena parte, como refuerzo de la cohesión social, obviamente imprescindible en estos tiempos de crisis.

Pero digámoslo claro. Lo que saca de quicio al PP es que, finalmente, hay acuerdo entre el palacio de la Moncloa y el Palau de la Generalitat. Se frotaban las manos los dirigentes genoveses pensando que ERC rompería otra vez la baraja –más o menos como hizo antes de que fuera aprobado el Estatut- y, por consiguiente, el Gobierno que preside José Montilla empezaría a tambalearse a un año y dos meses de las próximas elecciones catalanas.

Ya soñaba Mariano Rajoy –el cual, por otra parte, no gana últimamente para sustos a causa del caso Gurtel- con la repetición del pacto del Majestic, de hace trece años. En esta oportunidad, ese pacto se llevaría a cabo con él (Rajoy) de candidato a la presidencia del Gobierno de España, emulando así a su padrino José María Aznar, quien negoció bilateralmente con CiU la financiación de Cataluña a cambio de ser investido jefe del Ejecutivo español. Pujol lo hizo presidente y Aznar le soltó la pasta, aparte de garantizarle también los votos del PP en el Parlamento autonómico para que, de esta forma, el máximo líder del nacionalismo catalán, sin mayoría absoluta, acabara su legislatura sin apenas contratiempos.

Todo esto fue ovacionado por la prensa conservadora como un ejercicio de responsabilidad tanto del PP como de CiU. A nadie por aquellas fechas se le ocurrió –entre los periodistas palmeros de Aznar- señalar que el líder de la derecha se plegaba a las exigencias de Pujol. Uno de los periodistas que más contribuyó, como es público y notorio, a que Aznar llegara a la Moncloa, Pedro J. Ramírez, tradicional gurú de la derecha, animó -en una conferencia suya pronunciada en Barcelona- a que CiU apoyara a Aznar. Quien luego se ha caracterizado por sus torpedos dirigidos contra el catalanismo y el nacionalismo, mezclando churras con merinos y al grito de España se rompe, entonces se mostró partidario para Cataluña del ¡federalismo asimétrico!

“En mi opinión –escribió en su libro "Amarga victoria"-, CiU debía propiciar con su voto afirmativo una “investidura digna” para Aznar, basada en unos pactos programáticos que incluyeran “un acuerdo de financiación económica que de verdad desarrolle la corresponsabilidad fiscal” y “un plan de transferencias que implante la Administración única, a través de un federalismo asimétrico, en el que el techo teórico sea igual para todos, pero las diferentes realidades tengan un tratamiento distinto”. Exactamente lo que ahora tanto el PP como el propio Pedro J. Ramírez atacan a rabiar porque –según ellos- quiebra la igualdad de todos los españoles. Pero cuando la presidencia de Aznar estaba en juego, bien valía “un tratamiento distinto” para contentar a Pujol y a CiU.

Bueno, estas cosas no nos han de sorprender. Alrededor de un año después de ejercer de presidente del Gobierno, Aznar aceptó la tregua de ETA y entabló contactos y negociaciones con la banda terrorista. Ramírez aplaudía el proceso y la prensa afín elogiaba la valentía y el sentido de estadista que estaba demostrando Aznar. Pero cuando Zapatero hizo algo similar, el PP y sus plataformas mediáticas lo pusieron a parir, lo vilipendiaron sin freno alguno y lo describieron como enemigo de las víctimas y amigo de los etarras.

El cinismo de la derecha española es insaciable. Si ellos mandan, España va bien. Si la izquierda gobierna, se hunde España. A este tipo de gentes, hace más de mil, años alguien con lucidez y arrojo las calificó con razón “sepulcros blanqueados”.

Post-scriptum: Y esta editorial, de regalo.
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Edito: Como tenía la entrada guardada en borradores y programada para hoy, no contemplaba el "comportamiento" que finalmente tuvo el PP en la votación... pues bien, en lugar de votar en contra para manifestar abiertamente su protesta contra lo que ellos creen que es un modelo de financiación PÉSIMO para España, en lugar de eso, como decía, van y SE ABSTIENEN. ¿Alguien me lo explica?

Estos chicos del PP nunca dejan de sorprendernos. El modelo de financiación que según ellos es "opaco, oscuro y que genera déficit y paro" no tendrá un voto en contra. Una abstención y quedamos como dios. Montoro (portavoz de asuntos económicos del PP) clamando contra el gasto público y las comunidades del PP pidiendo más gasto.

Dos, tres y hasta cuatro discursos distintos. Según algunos Barones del PP, todo lo que no fuese votar en contra, era perder la credibilidad y bajarse los pantalones hasta los tobillos...
Pues abajo sean. Hasta sus amigos de Libertad Digital están que trinan.

¿Alguien entiende algo?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues no te lo pierdas, JAC, Valcárcel diciendo el otro día que ZP castiga a Murcia... hay que joderse!!!

A Valcárcel en 2001 no le preocupó que de 1.800 millones de euros que había extras, a la región murciana sólo llegaran 44 millones. Sin embargo hoy, que de 10.800 millones de euros nos llevamos 367 millones, el gran Ramón Luis no está de acuerdo en que Murcia sale mucho mejor parada que con el otro sistema ¿?¿?

un abrazo, doc!