5 de agosto de 2010

Datos blandos

En la última guardia atendí a una paciente a la que le habían realizado una resonancia magnética (RMN) con contraste 8 días antes. Acudía con prurito y una erupción exantemática generalizada (raíz de miembros, cuello, pecho, abdomen y espalda; algo menos en los miembros) de 48 horas de evolución.

Era tarde, pasada la medianoche, y al haberse reducido ya la presión asistencial podía permitirme "el lujo" de no ir a piñón fijo, pudiendo así dedicar algo más de tiempo a cada paciente que veía. La paciente estaba visiblemente ansiosa, nerviosa, atemorizada porque ya había acudido la tarde anterior y, pese a que le habían prescrito antihistamínicos orales, "las pastillas" que le habían mandado no le habían hecho nada.

En un primer momento no tuve conocimiento de la visita previa a urgencias (ni, por tanto, de su informe de alta) y le hice una anamnesis orientada a buscar posibles causas: nada de transgresiones dietéticas ni alimentos "sospechosos" ni cosméticos ni jabones ni ropa nueva. No tomaba ningún fármaco. Buscara lo que buscase, no había ningún dato relevante por ningún lado... Hasta que el acompañante deja caer que "la semana pasada le hicieron una resonancia con contraste para verle un tumor. Ya vinimos ayer porque estaba igual que ahora". (¡Contraste! ¿Cómo se me pasó preguntarlo?). Le pedí que me trajese el informe (lo tenía en el coche) y allí ponía que el cuadro se debía "posiblemente, a una reacción al contraste". No sabía a ciencia cierta si el contraste podía causar una reacción de hipersensibilidad retardada, pensaba que lo más lógico era una reacción aguda, pero fuera cual fuere la causa, el tratamiento era básicamente el que le pusieron el día anterior.

La paciente se llevó de entrada un "chute" de polaramine (y no lo recuerdo ahora pero supongo que también le puse urbasón, porque era muy extensa la erupción). Un rato después me pasé de nuevo por el box -no había tanta gente como por la tarde y la dejé allí, más tranquila que en la sala común- para ver su evolución y hablar con ella detenidamente. Lo llamativo del caso es que a la paciente le importaba menos la posible causa farmacológica de su erupción que el hecho de que pudiese tratarse de un signo de su enfermedad oncológica -de la progresión fatal de la misma para ser más exactos-, y llevaba 2 días sin dormir porque la ingresaban "mañana, para operarla al día siguiente". Para más inri, un conocido suyo falleció en quirófano hace más de 20 años. El cuadro de ansiedad remitió sin tratamiento farmacológico; bastó tranquilizarla verbalmente, empáticamente y darle información comprensible para que se calmara. Le expliqué que su erupción era muy extensa y que en menos de un día no iba a notar gran mejoría, sobre todo si no cumplía con el tratamiento prescrito. Tras desahogarse, se fue de alta con un orfidal para poder dormir la noche previa al ingreso, pues estaba muy agotada.... no sé si ese orfidal era realmente necesario pero me pareció inhumano negárselo (pese a que no lo pidió) cuando se lo damos a tantos otros pacientes con -quizás- menor necesidad y más cara (esto último va por aquellos que vienen a las 2 de la mañana a por orfidal porque no tienen en casa).


Todo esto me hizo pensar en algo: no sé cuántos tratamientos podríamos ahorrarnos en urgencias (y en todos los niveles asistenciales, por extensión) si pudiésemos dedicar tiempo suficiente a nuestros pacientes; si pudiésemos informarles adecuadamente, empoderarles y hacerles co-partícipes de las decisiones que los médicos tomamos para con sus vidas y sus dolencias... Habrá quien piense que "los euros" que nos ahorraríamos en fármacos e intervenciones potencialmente peligrosas se equipararían con los euros perdidos en productividad laboral, porque "aquí estamos para ser resolutivos" y "todo debe ser cuantificable, medible", pues el hospital tiene que hacer sus estadísticas y debe dar cuentas al dios/gerente de turno.

Sea como sea, a mi me hizo reflexionar al respecto. Y es que no podemos perder de vista la esfera biológica pero tampoco obviar los condicionantes psicosociales y los datos blandos.

Por cierto, tengo la percepción de que fue una guardia horrible: mucha presión asistencial, varios ingresos, llamadas a especialistas de guardia localizada que están ilocalizables, demora media de 3 horas ( y hasta 5 horas en algunos momentos) ... Pero tuve la suerte de tener grandes compañeros docentes, y eso se agradece, e incluso pude recepcionar a unos cuantos pacientes en el último tramo de la madrugada. Bueno, que me enrollo: una guardia hecha; ya sólo me quedan otras cinco este mes...

(Añado: y espero que me las paguen, no como a los R4 que no han cobrado las guardias de Pediatría: se las pagarán el mes que viene, con las de este mes, así que me imagino que después de las retenciones y demás les habrán "robado" un par de guardias. Y mientras, los morosos estarán cobrando los intereses de ese dinero. Faltaría más. )

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nota: el urbason i.m. duele lo que no te imaginas (t recomiendo que lo experimentes)... Vía oral tiene la misma velocidad de acción.

J.Abenza dijo...

Bueno es saberlo. Otra cosa es que en urgencias tengan urbasón vía oral, que no lo sé pero procuraré enterarme ;)