¿Cómo diantres llegó alguien a la conclusión de que esos granos de sabor desagradable podían secarse, molerse hasta hacer harina, añadirles agua y sal, meterlos en un horno y sacar un chusco de pan?
Piensa en el café, el vino y los licores, las hierbas fumables..., cosas todas ellas ordinarias que un día requirieron de una acción u omisión extraordinaria. Probablemente lo que se pretendía era, en la mayor parte de los casos, algo diferente.
Consumimos errores.
¿Habitamos en una civilización fruto del error?
Con toda certeza, sí.
Cómo acabar con la demora en las citas en Atención Primaria
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Soy médico de familia, trabajo en un centro de salud del sur de la
Comunidad de Madrid, y quiero agradecer a mis compañeros de este blog la
oportunidad que...
Hace 1 día
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