11 de mayo de 2008

Tengo una barca, con una vela blanca...

No hay cosa que más me moleste que acabar -lo que ha venido siendo- un buen día con una sensación extraña, de esas qeu te amargan todo lo anterior... de esas qeu suenan a "te lo dije" y que repiquetean en el frágil cristal del coche como la lluvia fina que acaba minando la tierra... hay socavones que no se pueden tapar.

No se puede decir qeu haya acabado bien este sábado. Al menos para mí. (Y creo que para ella tampoco). No sé, creo qeu caminábamos por senderos divergentes y que nuestra separación distaba pocos pasos desde el punto de partida... demasiada divergencia en las formas, en las maneras, en el carácter, en el pensamiento.

Ninguna mujer supo llenarme como tú, hasta ahora (repito, hasta ahora). Supongo que me encandiló tu falsa madurez y tu cara de niña buena, tu risa contagiosa y tu cuello de marfil. Pero jamás me gustó atarme a quien no gustó de atarse. Y el tiempo, juez y parte de nuestros actos, ha venido, esta noche, a darme la razón como a los tontos (más bien, como a los necios... pues necio fui al aventurarme contigo sin conocer tus maneras). A pesar de todo, no volvería atrás, no caminaría sobre mis pasos (de nuevo) porque el puerto en que quiero atracar no es el puerto qeu me ofreces. No era esto lo qeu me ofrecías ayer, ni anteayer... ni siquiera el día antes de conocerte.

Visto lo visto, no soy yo barco de tu devoción ni bien recibido en tu puerto. O Tal vez esperabas otra nave, quién sabe. La cuestión es qeu soy Capitán desde que nací y mi timón (que sólo yo manejo) llevaba días apuntando a la quietud de mar abierto, cansado ya del monótono oleaje y el salitre húmedo que tus playas me brindaban...

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No dudo en que encontraré una persona que realmente me quiera, me merezca, me valoré y que crea en mí como tú no supiste hacerlo. De lo que sí dudo es de que tú consigas encontrar a alguien como yo y, más importante que eso, que te quiera tanto como yo lo hice.

Ahora, por suerte, hemos perdido cualquier tipo de relación. O al menos eso parece. O Eso te parece. O eso me has dado a entender... Da igual. Te he entendido. Además, como te dije ayer, de qué vamos a hablar, no va a servir de nada.

Creo que es lo mejor. He tardado tiempo en darme cuenta, lo reconozco, no suelo ser tan idiota. Pero lo he conseguido, la idiotez es una enfermedad que me suele atacar cuando mejor y más feliz estoy, cuando menos me lo espero... pero es algo que me dura dos días, como mucho. Mañana es el día 3º. No me llames, ya estaré sanado. Al menos por fuera.

"Eso es lo qeu importa". Lo que a ti te importa

PD: Al menos podías haber aguardado hasta después del examen del jueves. Tú, siempre, tan "considerada".

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De tanto besarte a ciegas me he quedado ciego,
de poco ha valido la pena jugar a este juego.
De tanto escuchar mentiras me he quedado sordo
y de mi boca solo salen puñados de silencio.

Y he vuelto a abrazarme a las noches.
Mis labios, borrachos de sed,
ya no quieren beber tu veneno.

De tanto quedar contigo me he quedado solo,
y por buscarte en los tejados he acabado en el suelo.

Antes de llegar la noche
tus maletas ya se han ido.
Y me he quedado por el suelo,
a solas conmigo, leyendo el manual de los olvidos.

Ahora duermo en las aceras.
¿cómo olvidar esas piernas
que siempre subían mis escaleras?

No me jode por los sueños,
me jode por los inviernos
que parecían primaveras.

(La Fuga- Manual del olvido)

1 comentario:

Mohammed dijo...

Hola de nuevo.
No sé si deberia decir algo respecto a este post tuyo, pero no puedo pasar por alto toda esa tristeza sin que sienta ganas de darte un abrazo de amigo. Sabes que en mi tienes un amigo para lo que necesites.
Con las mismas palabras con las que nos haces reir y soñar, las cambias de lugar y todo se vuelve tristeza, pero sin embargo simpre conservan su belleza.