13 de julio de 2010

Weekend

Esta que sigue ha sido la agenda de uno de los fines de semana más grandes de la historia de mi corta vida.

Sábado: guardia. Guardia mala. Pacientes "de los que se van de alta en media hora" y que, al final, se complican y los tienes en observación 12 horas. Pacientes a los que tratas lo mejor que sabes, con tacto y con humanidad, y que se despiden con un "te tendría que demandar". Pacientes que se dedican a consumir recursos públicos sin necesidad para luego decirte que lo suyo "en la privada, en dos horas lo arreglan". El único paciente que vi el sábado que no necesitaba atención urgente resultó ser el que más atención necesitaba: un pobre de solemnidad en silla de ruedas al que habían agredido para robarle la paga extraordinaria, su pensión, su único ingreso, su recurso para sobrevivir, por lo que había enviado a su compañera, embarazada, a Andalucía y ahora no tenía con qué pagarse el billete de ida. El motivo de consulta 'oficial' (realizarle una cura de las úlceras de sus piernas) no tenía nada que ver con el motivo de consulta "real": poder saciar el hambre que le mordía el estómago en los últimos tres días. Por este paciente aguanté las malas formas y la falta de educación de los otros. Por él mereció la pena estar de guardia y ver su rostro, cómo lloraba, cuando una de las enfermeras del turno de madrugada le daba un bocadillo que le acababan de hacer. Qué gran trabajo hacen las enfermeras y qué poco reconocimiento social se les da...

Domingo: Final del Mundial de fútbol. Nada que decir respecto al partido de la final; ya se ha escrito bastante. En cuanto a la celebración, empezamos secos, deshidratados, y terminamos calados hasta los huesos para ahogar el calor que maullaba en cada esquina de la madrugada murciana. Te puede gustar más o menos el fútbol, incluso puedes detestar La Liga. Pero La Selección se siente de otra forma: es el equipo de todos. Y lo del domingo fue un hito histórico para el deporte español. Ciudadanos de diversas nacionalidades, de diferentes religiones, de distintas culturas, todos residentes en España, portando rojigualdas y abrazándose por las calles de un pueblo que, tristemente, no se caracteriza por su tolerancia interracial... Deberán pasar muchos, muchos años para que en mi memoria comiencen a difuminarse los nombres, las caras y los abrazos de cuantos nos reunimos para ver el partido; lo que sufrimos durante 120 minutos y lo que festejamos durante horas.

Lunes: bautizo. Con mi tutor recién llegado de su semana de vacaciones, de la que vuelve lesionado (recupérate pronto, Mario), mi R4, Nardi, mi tutor y yo nos vimos enfrascados en el planning de esta semana. Dos en consulta, bien. Tres, demasiado. Así que, haciendo malabares en el tiempo y el espacio, vamos poco a poco cuadrando este nuevo trivote de la consulta 17. Con mi tutor estoy encantado, ya me va dejando atender la demanda y -encima- me deja estudiar un par de horas dos mañanas a la semana. De mi R4 sólo tengo cosas buenas que decir, es una máquina y una fiestera, simpática y habilidosa. La veo "funcionar" y me doy cuenta de lo mucho que me queda por aprender y, a la vez, me doy cuenta de que estoy en el lugar adecuado para formarme como especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.

El lunes comimos juntos los y las médicos del centro de salud, adjuntos y residentes. Era la "comida de bienvenida" de los R1 (Juanjo, David, Roge y -un servidor d'usté- maese Cánido de Pavlov) y lo celebramos en Finca Santiago, local emplazado en uno de los pocos corazones de la huerta murciana que aún laten en ritmo sinusal. Vinieron compañer@s R2, R3 y R4, incluso "R5 y R6" que ya no están "entre nosotros", por ejemplo, Eli, una adjunta que nos dio un curso sobre historia clínica, a la que le daba vergüenza estar sentadica a mi lado después de "martirizaros con semejante charla", y que ahora coordina la formación continuada en el hospital más importante de la Región. O Cristina, otra nueva adjunta que ahora trabaja en un centro de salud de un área bastante conflictiva y tiene 5 minutos por paciente desde las 8 de la mañana hasta las 3 de la tarde. Fue un rato maravilloso. En un sector de la mesa nos reunimos el R1, la R2 y la R4 de mi tutor; hay una foto que lo atestigua pero aún no la tengo. Entre perolos de café de la abuela, paellas gigantes, morteros de sobrasada casera, pastel de pimientos, rebanadas de pan tostado y "tallos" (producto que mi R4 desconocía), fuimos conversando y desgranando intimidades, chascarrillos y curiosidades. Rompiendo el tópico de que los médicos, cuando se reúnen, sólo hablan de medicina.

A eso de las cinco y media nos fuimos al balneario de Archena, a "bautizarnos". Algunos no nos acompañaron pero los que sí lo hicieron supieron llenar el hueco. De los tutores, vinieron "el jefe" (el coordinador del centro), "el profe" (el coordinador de docencia) y "el crack" (Pepe, casualidades de la vida, el marido de mi médico de familia). A mi me bautizó mi R4, quien quiso que no ganara la apuesta de ver quién aguantaba más debajo del agua y se subió a mi espalda, no sé si porque me confundió con un caballo (rectifico: con un poni), o si para salvarme de morir ahogado porque, ya se sabe, los de Lorquí somos más cabezones que la traca y no paramos hasta que reventamos.

Se fueron yendo todos como se van las gotas que la noche deja sobre las lunas de los coches: poco a poco y sin hacer ruido. Pero Pepe es incombustible y aguantó hasta el final, cuando ya se acostaba el sol y los resis que quedábamos ya estábamos más arrugados que un shar-pei. Como se suele decir: cada mochuelo a su olivo.

Y esta mañana, cómo no, tras la celebración del domingo por la noche y el calor padecido el día de ayer, todos hipotensos. Es lo que tienen las aguas termales, que te dejan agustico pero con la sangre de horchata... y mañana tengo guardia. El jueves, cuando salga de Urgencias, a eso de las 8.30h de la mañana, ya estaré de vacaciones. Voy a extrañar la consulta, a los pacientes hiperfrecuentadores, a los crónicos, a los abueletes, a los inmigrantes a los que miserablemente explotan, a los cuidadores quemados, a los adolescentes vergonzosos, a mi tutor, a mi R4 y a mis compañeros R1. Estas son las consecuencias de estar haciendo lo que tanto has soñado, y de estar tan bien en tu lugar de trabajo: que te vas 15 días (¡qué ganas tengo de estar de vacaciones!) con la pena y la incertidumbre de no saber qué te vas a encontrar a la vuelta (salvo las 6 guardias de agosto, claro, esas son de sobra conocidas). Sin duda, cosas buenas: mayor responsabilidad, sí, pero también la sensación de que cada día trae consigo nuevas oportunidades para crecer y ser mejor. Oportunidades para ser Médico, son mayúsculas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

"Pobres de solemnidad". Es la segunda vez que te lo leo, y la segunda vez que lo utilizas en una crónica de tus guardias. Es desolador pensarlo. No digo más, que no hay más que decir.

Lo del fútbol, pues no lo comparto. Pero que utilices lo de "rojigualda" me encanta.

Me alegro de que tengas tan buen rollo en tu trabajo. Creo que te lo mereces mucho. Se nota que eres listo y has sabido elegir ;)

Un abrazo, jefe.

Jud.

L dijo...

Me encanta esta entrada! Simplemente, genial.

J.Abenza dijo...

@Jud:
Lo de la rojigualda me salió del corazón. Sabes que no soy nada 'patriota' (en el sentido más común de la palabra) pero te aseguro que ver a tanta gente, de tan diversa procedencia y tan diferentes formas de entender la realidad, me emocionó mucho.
Un besazo, jodía.

@L:
Muchas gracias. Sólo reflejo la realidad de lo que veo, el mérito no es mio sino de quienes pasan a mi alrededor cada día.
Saludos.

Anónimo dijo...

Una vez dije por aquí, más o menos,que lo grandioso de esta vida es que aún siendo diametralmente opuestos en algunas cosas IMPORTANTES,coincidamos como imágenes en un espejo en otras,no menos importantes...,y podamos hablar, incluso "discutir", y no pase nada...
Gracias por este post, ¡qué suerte tienen esos a quienes tan generosamente te das!,creo que tu felicidad radica en eso, en que eres muy buena gente y valoras al "otr@",sea como sea,das y "recoges" precisamente donde no hay más que miseria,cosas que seguramente poca gente ve: el fruto de tu generosidad, esas lágrimas de hambre que comentas, la satisfacción efímera de ese pobre indigente... ¡Buenas vacaciones!.
Un beso.M.M.

J.Abenza dijo...

Me halagas, MM, pero ya sabes que no es oro todo lo que reluce, jaja.
Que paséis buen verano toda la familia ;)