La gripe A, como todas las gripes, sólo es mortal cuando "las dos defensas" están bajas: las defensas del cuerpo y las de la cobertura sanitaria que atiende al enfermo. La nueva gripe ha matado a Dalila no sólo porque estuviese embarazada, sino también porque fue tres veces a las urgencias de la Comunidad de Madrid y sólo a la cuarta consiguió que alguien la tomara en serio. Nunca sabremos si Dalila se hubiese salvado con una cobertura médica menos deteriorada que la madrileña. Pero es probable que otra sanidad menos enferma no hubiese mentido después a la opinión pública y a la propia ministra al decir que Dalila tenía asma –falso, dice su familia, incluso practicaba el atletismo con muy buenas marcas–. El plural de anécdota no es dato, pero más allá de la muerte de Dalila sobran los datos para decir que las defensas sanitarias de Madrid, la reserva liberal de occidente que preside Esperanza Aguirre, no es que estén bajas. Es que están por los suelos.
Es un truco muy viejo: se llama “mira al pajarito”. Mientras quemaban en la hoguera de las mentiras al doctor Montes, el gobierno regional aprovechó el pajarito del Severo Ochoa y su espantapájaros de "ancianos asesinados" para privatizar la gestión de los hospitales. Mientras mirábamos al pajarito, unos pájaros mejoraron la salud económica de algunas empresas, a la par que empeoraban la de los pacientes. Por eso Madrid es la autonomía que menos invierte en sanidad por habitante, sólo superada por Valencia. Es culpa de una enfermedad grave, peligrosa y contagiosa. No es la anecdótica gripe A. Es una inmunodeficiencia feroz que ataca cuando la rentabilidad es más importante que la salud del paciente.
Es un truco muy viejo: se llama “mira al pajarito”. Mientras quemaban en la hoguera de las mentiras al doctor Montes, el gobierno regional aprovechó el pajarito del Severo Ochoa y su espantapájaros de "ancianos asesinados" para privatizar la gestión de los hospitales. Mientras mirábamos al pajarito, unos pájaros mejoraron la salud económica de algunas empresas, a la par que empeoraban la de los pacientes. Por eso Madrid es la autonomía que menos invierte en sanidad por habitante, sólo superada por Valencia. Es culpa de una enfermedad grave, peligrosa y contagiosa. No es la anecdótica gripe A. Es una inmunodeficiencia feroz que ataca cuando la rentabilidad es más importante que la salud del paciente.
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