He salido del hospital. He conducido durante 20 minutos más de lo que suelo tardar en llegar a casa (me encanta conducir a esas horas de la madrugada: me despejo, desconecto de todo y sólo me centro en la carretera). Al llegar, una ducha bien fría. He desayunado mientras leía los titulares de la prensa española en internet. Y a la cama. Me acabo de despertar: hoy, martes 31, comienzan mis quince días de vacaciones.
Ayer tuve una guardia bastante mala. La gente vuelve de sus vacaciones y, entre ociosos y caraduras, no quieren volver a trabajar. Qué mejor forma de ausentarse en el trabajo al día siguiente que acudir ya de noche a Urgencias. Avalancha de pacientes. Y de "impacientes" que no presentan patología urgente y que montan bulla en la sala de espera. Incluso los adjuntos partieron hora y media más tarde que de costumbre, lo cual es significativo 'per se'.
Lo peor: el último acto médico de la guardia. Al ir a ver cómo estaba el paciente de Samu (mi co-R en ese turno), un paciente que no hacía más que arrancarse la sonda y que intentaba tirarse de la camilla (tuvimos que cambiarlo a una camilla con barandillas, sujetarle las manos -eso me dolió en el alma-, meterlo en un box frente al control de enfermería para poder tenerlo vigilado... y aún así lo pillamos tres veces arrancándose la sonda), veo que éste se encuentra bien. "Ya se va de alta", le digo. "La familia se fue a medianoche y no dejaron ni siquiera un teléfono de contacto. El paciente está aún sin historiar porque está bastante demenciado", me dice. "Ok, entonces se queda hasta que venga la familia, si es que viene", le digo. En menos de 2 minutos, el paciente comienza a convulsionar, comienza a hacer cianosis, le ponemos una cánula y lo metemos corriendo a "camas" (observación), donde le ponemos diazepam y permanece 15 minutos con glasgow de 3 (mínima puntuación en la escala de coma).
El paciente hizo un ACV hemorrágico y se quedó 'pajarito'.
Ayer tuve una guardia bastante mala. La gente vuelve de sus vacaciones y, entre ociosos y caraduras, no quieren volver a trabajar. Qué mejor forma de ausentarse en el trabajo al día siguiente que acudir ya de noche a Urgencias. Avalancha de pacientes. Y de "impacientes" que no presentan patología urgente y que montan bulla en la sala de espera. Incluso los adjuntos partieron hora y media más tarde que de costumbre, lo cual es significativo 'per se'.
Lo peor: el último acto médico de la guardia. Al ir a ver cómo estaba el paciente de Samu (mi co-R en ese turno), un paciente que no hacía más que arrancarse la sonda y que intentaba tirarse de la camilla (tuvimos que cambiarlo a una camilla con barandillas, sujetarle las manos -eso me dolió en el alma-, meterlo en un box frente al control de enfermería para poder tenerlo vigilado... y aún así lo pillamos tres veces arrancándose la sonda), veo que éste se encuentra bien. "Ya se va de alta", le digo. "La familia se fue a medianoche y no dejaron ni siquiera un teléfono de contacto. El paciente está aún sin historiar porque está bastante demenciado", me dice. "Ok, entonces se queda hasta que venga la familia, si es que viene", le digo. En menos de 2 minutos, el paciente comienza a convulsionar, comienza a hacer cianosis, le ponemos una cánula y lo metemos corriendo a "camas" (observación), donde le ponemos diazepam y permanece 15 minutos con glasgow de 3 (mínima puntuación en la escala de coma).
El paciente hizo un ACV hemorrágico y se quedó 'pajarito'.