23 de mayo de 2012

Se busca David dispuesto a enfrentarse a Goliath

Se han publicado recientemente dos interesantes editoriales sobre financiación de los medicamentos y calidad asistencial. Por un lado, Pepe Saura se hace eco en el blog del Grupo de trabajo de Seguridad del paciente de la semFYC ("Sano y salvo") de un documento publicado en la revista Atención Primaria (abril 2012) y que lleva por título "Mejorar la calidad asistencial no implica financiar públicamente cualquier medicamento". Por otro lado, en marzo de este mismo año conocíamos este otro editorial en la misma revista, con el título "Crisis y política de medicamentos".

En ambos se expone meridianametne claro que no siempre "más es mejor", que la política de financiación de medicamentos no se escapa del "efecto techo" (momento en el cual un mayor gasto no se traduce por un mayor beneficio en salud ni en calidad asistencial) y que en este nuestro país se han estado haciendo muchas cosas regular o mal.

Por un lado, somos el segundo país del mundo en consumo de medicamentos por persona y más del 85% están financiados por el Estado (gastamos 1,27% del PIB en medicamentos frente a la media europea del 0,94%). Por otro lado, somos el país de la UE con mayor captación de medicamentos nuevos protegidos por patente (UK y Alemania son de los que menos medicamentos nuevos consumen).

El SNS gasta miles de millones de euros en medicamentos que carecen de valor terapéutico. Los 100 Mill de € en SISADOA son un insulto a los contribuyentes en cuanto a coste-eficiencia y coste-oportunidad.

Consumimos más benzodiacepinas (hipnóticos, sedantes) que ningún otro país y tenemos una importante prevalencia de uso de antipsicóticos en mayores de 75 años (demencia, institucionalizados; estando generalmente contraindicados). Ambos puntos son preocupantes, máxime cuando sabemos que aumentan el riesgo de caída y de fractura de cadera, lo que incrementa de forma muy importante la morbi-mortalidad de estos pacientes. Y no por ser más "cómodo" (para los cuidadores) queda menos feo el tener a nuestros abuelicos amordazados con pastillas.

Se medicalizan y medicamentalizan problemas cotidianos hasta el punto de drogar a miles de niños difíciles (ISRS y psicoestimulantes que conllevan mayor riesgo de suicidio), mujeres menopaúsicas (con bajo riesgo de fractura e incluso con densitometrías normales y que pueden presentar -como efectos secundarios del tratamiento- fracturas atípicas y osteonecrosis), personas con demencia moderada-severa (a los que no se les retira la memantina -sobre los 200 euros/caja- pese a que no haya evidencia sobre una mejoría más allá de 6 meses de tratamiento). Y así un largo etcétera.

Hemos llegado a un punto en que parece que vendemos "felicidad farmacoinducida"; un punto en que la "pornoprevención" es el ama de llaves del sistema sanitario y el paradigma de "cuanto más, mejor" ya no nos sirve (prevención cuaternaria). Pero nadie con responsabilidad política y gestora ha salido a la palestra a denunciarlo. Los distintos colectivos y sociedades médicas tampoco han levantado la voz porque tienen hipotecados sus intereses a los de sus mecenas (sirva el ejemplo de cuantos no podremos asistir al congreso nacional de semFYC porque, simple y llanamente, no podemos asumir una inscripción desorbitada y los gastos derivados de un modelo congresual elitista, excluyente y mercantilista) y/o porque sus intereses (formación, presupuesto, representación en órganos de poder) corren paralelos a los de dichos mecenas, principalmente Farmaindustria y sus tentáculos en las altas (y medias) esferas.

Todo ello pone de relieve el gran problema estructural y fenomenológico del SNS: dejar a criterio del médico (muchas veces sin la adecuada formación e información pública, imparcial, veraz y de calidad) la elección de uno u otro medicamento para una u otra situación (incluso desoyendo la contra/indicación); todo ello en un contexto sociolaboral de interacciones donde el empoderamiento del paciente se ha desvirtuado hasta el extremo de tener que recurrir a la prescripción de medicamentos o la derivación al segundo nivel para poder cerrar el acto clínico, con los potenciales incidentes críticos derivados de dicha interacción y el riesgo de ruptura de la relación médico-paciente. Responsabilidades mal entendidas por médico y paciente, sin duda, y que asocian además otros grandes problemas de nuestro entramado asistencial: el incremento del gasto en atención especializada y en nuevas tecnologías/medicamentos, el crecimiento exponencial de las listas de espera y la pérdida de capacidad resolutiva tanto del primer como del segundo nivel asistenciales.

La situación es muy compleja y precisa de un abordaje holístico (que también tenga en cuenta la opinión de los usuarios) porque, como bien remata Pepe Saura en su artículo, "medidas aisladas solo tienen efecto limitado y a corto plazo, y que solo con políticas farmacéuticas integrales es posible una racionalización del gasto farmacéutico". Y no se divisa en el horizonte ningún David dispuesto a enfrentarse a Goliath.

22 de mayo de 2012

Necesidad y contingencia

"(...) la solución de muchos de los problemas de los médicos y de sanidad en general pasan por el profesionalismo. Es necesaria una reivindicación clara de los valores profesionales frente a los que pretenden someter la profesión médica a un mero trabajo sin iniciativa al servicio de intereses políticos o institucionales. Creo que puede ser posible una organización fuerte que defienda la profesión y por consiguiente este al servicio de la sociedad.(...)"

Aplicable a tantos colegios de médicos que elaborar la lista sería tarea vergonzoza y vergonzante.

 Texto integro en Primum non nocere.

21 de mayo de 2012

Son personas. Tienen derechos. Y tienen voz.

Los ciudadanos contra los recortes en Sanidad:




¿Sanidad para todos los murcianos... o sanidad según dónde hayas nacido?

11 de mayo de 2012

Paradojas de la política sanitaria Regional

Después de releer la serie de post "situación actual de nuestro sistema sanitario" (capítulos , , y ), "externalización de servicios sanitarios públicos", "gasto sanitario comparado España/OCDE" y "Determinantes de Salud, Riqueza y Gasto Sanitario Público en las Comunidades Autónomas", publicados por Pepe Martínez, así como el informe de Abel Novoa sobre "Tendencias y resultados del sistema regional de salud" presentado en el acto de la ReCIPS de la semana pasada, cabe preguntarse algunas cosas y reflexionar sobre nuestro papel como médicos y actores principales de un sistema sanitario patológicamente centrado en los profesionales y no en el paciente; dirigido a alcanzar objetivos (indicadores) sin clara correlación con una mejora en la salud de la población; viciado desde la raíz por la intromisión de intereses espurios en la gestión (aceptada e incluso aplaudida en algunos foros) y contaminado monetaria e ideológicamente por proveedores externos/privados de servicios otrora públicos;  mercantilizado hasta la médula, hasta el punto de condenar la racionalidad y fomentar la la medicalización y la medicamentalización de los fenómenos naturales de la vida humana, cayendo también en la falacia y la malicia de la "pornoprevención"; etc. Valgan las siguientes preguntas para reflexionar: 

¿Por qué el gasto el medicamentos en Murcia ha sido porcentualmente el más elevado del mundo (OCDE) en la última década?

¿Por qué a pesar de este gasto desproporcionado en medicamentos Murcia sigue siendo la Región de España con la mayor tasa de mortalidad por ACV y, paradójicamente, la que menos endarterectomías  realiza (hasta un 80% menos de lo que le "correspondería") de toda España? ¿Por qué sucede esto?

¿Por qué Murcia es la Región de España que más cateterismos/coronariografías realiza (casi el doble de lo que le correspondería) y pese a ello su mortalidad por problemas de corazón sigue siendo muy  superior a la media?

¿Por qué Murcia es la Región de España con más mortalidad por cirugía de by-pass (más del doble que la media nacional) desde hace años?

¿Por qué Murcia es la Región de España con más mortalidad por fractura de cadera y la tercera CCAA en la que menos intervenciones de cadera se realizan en las primeras 48 horas ,que es lo que se recomienda precisamente para disminuir su mortalidad?

¿Por qué todo el exceso de dinero que se está derrochando en tecnología de ultimísima generación (sin claro beneficio -en salud- sobre la que ya teníamos) o en medicamentos novedosos (pero muy poco eficientes y casi todos del grupo "me too") no se dedica a mejorar las clamorosas deficiencias en la atención a enfermedades graves y prevalentes, así como a políticas activas para prevenir la obesidad (tenemos la mayor tasa de España), el tabaquismo (la segunda mayor prevalencia de España), fomentar el ejercicio (más sedentarismo que la media), prevenir el SIDA (tenemos una tasa de infecciones de las más altas de España) o los embarazos no deseados (mayor tasa de abortos de España)?

¿Por qué se consiente que los recortes penalicen a los más enfermos cuando ha sido el despilfarro en fármacos y en la sobre-utilización de la alta tecnología lo que ha impedido que se dedicara presupuesto a otras medidas que habrían conseguido que esos ciudadanos ahora no estuvieran tan enfermos?

¿Por qué ahora se nos trata de convencer de que es el gasto sanitario en la atención a los inmigrantes no regularizados el que hace insostenible la sanidad cuando sabemos a ciencia cierta que -en conjunto- gastan 6 veces menos en medicamentos que la media nacional y van menos a atención primaria o a urgencias que los nacionales? ¿Y las colonias (guettos) de ingleses y alemanes que viven en golf-resorts? Éstos  son llamados "turistas" en lugar de inmigrantes, vienen por el clima y el turismo sanitario y llevan prótesis en ambas caderas y/o rodillas (cirugía, estancia en hospital, rehabilitación, revisiones...) que hasta ahora no se estaban facturando adecuadamente a sus países de origen, no son esos más culpables y no tienen un mayor peso en el gasto que el resto de inmigrantes? Y la pregunta madre. ¿Acaso vale más el IVA y los impuestos que pagan unos que el de los otros?

¿Por que Murcia se ha comportado como las CCAA más ricas y con mejores indicadores de salud (más dinero para medicamentos y atención hospitalaria) y no como las CCAA igual de pobres y con indicadores de salud semejantes a la nuestra (más dinero para atención primaria y salud pública y menos para hospitales y medicamentos) durante los años de crecimiento económico, despilfarrando la riqueza generada y  manteniendo a la Región en el vagón de cola de la salud nacional?

¿Van las contundentes medidas del Gobierno Autonómico dirigidas a controlar la excesiva utilización de la tecnología sanitaria, atajar radicalmente la mayor sobre-utilización de medicamentos del mundo, controlar la calidad de servicios que producen más fallecimientos de lo debido o re-dirigir la inversión malgastada a la atención primaria o a políticas de prevención y educación de la población más obesa y fumadora de España?

Os invito a la reflexión pausada sobre todo ello.

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 Addenda:

 "Modelo de Lalonde".
 En el centro, los elementos que determinan la salud de la población.  A la derecha, % del gasto público dedicado a cada elemento. A la izquierda, impacto sobre la mortalidad.

Destaca el hecho de que el 90% del gasto corresponda al sistema sanitario (con un impacto del 11% en la reducción de mortalidad) y que sólo se destine una cantidad marginal a los elementos que, en suma, tienen un impacto del 90% sobre la mortalidad.